Antes de empezar a convertirse en un autor universalmente aclamado gracias a La favorita' (2017), Yorgos Lanthimos generó mucho odio entre quienes lo consideraban un mero provocador dedicado a dejar al espectador con mal cuerpo hablando en sus películas de relaciones sexuales incestuosas, infanticidios y otros comportamientos humanos aberrantes. Y a juzgar por el largometraje que hoy ha presentado a concurso en el Festival de Cannes, tan solo nueve meses después de que Pobres criaturas le proporcionara el León de Oro en la Mostra de Venecia, queda claro que el cineasta griego echa de menos el estatus de enfant terrible.