Las películas sobre grupos rivales de maleantes excéntricos que persiguen bolsas llenas de dinero suelen compensar su dependencia de clichés y trampas argumentales recurriendo a la energía y descaro. Eso mismo es lo que Darren Aronofsky intenta en su aportación al subgénero, pero también trata de reconfigurar lo que debería ser una comedia de enredo ultraviolenta a la manera de las parábolas sobre sufrimiento corporal fundamentado en daños psicológicos que llenan su filmografía.