Ninguna era pasada fue mejor para aceptar los cambios que inevitablemente trae el paso del tiempo. Sobre todo si todos esos cambios se producen de manera casi explosiva y en una sociedad estancada en un sistema aún prácticamente feudal y marcado fuertemente por la diferencia de posiciones en la sociedad. Monarquías y nobleza en lo más alto, el resto en el escalafón más bajo de necesidad y pobreza. Y la época enmarcada entre finales del siglo XVIII y buen parte del XIX fueron tiempos convulsos, que removieron los cimientos de lo hasta entonces conocido y permitido en el Viejo Continente. Y cómo no esos movimientos hacia una incipiente modernidad y lucha de clases tuvieron un fiel reflejo en la literatura. La obra que hoy nos ocupa, que felizmente publica en España Alba Editorial, es un claro ejemplo de ello y su autora, una de las que supo dejar para la posteridad esa resistencia de la vieja sociedad contra lo que fue inevitable. Se trata de Lady Ludlow, de Elizabeth Gaskell, una escritora a la que quizá aún en nuestros días le falta más reconocimiento pero que en su tiempo fue admirada por el mismísimo Charles Dickens.