Hay carromatos que atraviesan el corazón de unos Estados Unidos todavía a medio construir, en dirección a esa California de mediados del siglo XIX en la que estalla la fiebre del oro. Un paisaje con un paisanaje hecho de colonos y ganaderos; de europeos, nativos y mexicanos. Hay odios que acaban mal, amistades resistentes al fuego y romances más grandes que la vida. Y sin embargo, aunque creamos reconocer todos esos elementos y queramos emparentar esta historia con la que hemos visto en cientos de películas, dice Luz Gabás que su nueva novela, Corazón de oro (Planeta), no es un western. "Bebe de él", admite al menos la autora. "Pero el western es un género muy concreto, con un héroe violento y rudo y una descripción amable de lo que fue la conquista del Oeste, de ese 'destino manifiesto' que implicaba el deber de colonizar, de conquistar, de poblar el territorio. Y este no es el caso de la novela. Sí coincide en la estética, pero el libro es más bien revisionista, porque nos ofrece algo que no sabíamos".