Siempre he pensado que con su negativa a seguir trabajando en el cine tras casarse con Rainiero de Mónaco, la actriz Grace Kelly le hizo un favor a Alfred Hitchcock. Porque este se había acostumbrado a tenerla en sus películas ('La ventana indiscreta', 'Crimen perfecto', 'Atrapa a un ladrón') y, al perderla, tuvo que buscar en otras intérpretes, siempre rubias y sofisticadas, aquello que Kelly le había dado, con lo que su obra se hizo más plural. Varias fueron esas actrices (Vera Miles, Eva Marie Saint, Janet Leigh, Tippi Hedren), pero ninguna tuvo el impacto de Kim Novak en 'Vértigo'.