El inicio de 'La terra negra' podría hacernos pensar en una situación clásica de wéstern estadounidense ambientado en la actualidad en una zona rural valenciana. A una pequeña localidad llega un misterioso individuo, Miquel (Sergi López), que parece poseer las cualidades de los antihéroes de 'Raíces profundas' y 'El jinete pálido'. Pero aunque tiene algo de wéstern, el filme de Alberto Morais se instala en un territorio más misterioso aún, y algo litúrgico. De hecho, la película se divide en dos partes, una titulada 'Dies irae' (El día de la ira) y la otra, 'Via crucis', con acompañamiento musical de Johann Sebastian Bach. Y este extraño individuo tiene un poder del que no se nos dirá nada, pero con el que es capaz de controlar la voluntad de los demás.