Es un tándem que sintetiza el espíritu de esta era en uno de los shows' del año: exorcización de amores tóxicos y crisis de amor propio, señalamiento del racismo y cavilaciones sobre la identidad afroamericana. Con una música mestiza, híbrida a más no poder, que cruza la cultura callejera del hip-hop con el pellizco del jazz, el rapeo de fuego y titanio con un r'n'b intimista abierto al sedoso arreglo de cuerda (grabado: sin instrumentistas en escena, ¿deberíamos indignarnos?). Aplastante, poética y muy complementaria, la asociación de Kendrick Lamar y SZA, que este miércoles ofreció en el Estadi Olímpic (48.000 asistentes) la única actuación en España del Grand National tour'.