Cuando la habanera llegó a Cataluña, a mediados del siglo XIX, no la cantaban señores vestidos con camisetas de rayas acompañados con guitarras, ni la interpretaban los pescadores en las tabernas después de una jornada de duro trabajo en el mar, ni mucho menos reunía a miles de personas como las que se reunirán el próximo sábado, 5 de julio, en Calella de habaneras con casi sesenta años de historia que se ha convertido en una referencia de este género musical y también en la ceremonia de inauguración oficiosa del verano en la Costa Brava.