La primera vez que Rodrigo Blanco Calderón (Caracas, 1981) escuchó a alguien utilizar la palabra veneco', el calendario andaba varado en 2013 y el diccionario de americanismos de la RAE ya recogía el término como una manera despectiva de referirse a algo o alguien relativo a Venezuela. A él, sin embargo, aquel primer contacto no le resultó especialmente insultante. La utilizó con mucho cariño una amiga escritora colombiana y me pareció una palabra simpática y sonora. Después sí que se ha ido cargando de sentido y de contenido despectivo, explica el autor caraqueño radicado en Málaga ahora que su nueva antología de cuentos, la primera desde Los terneros' (2018), llega a las librerías bajo el título de, bingo, Venecos' (Páginas de Espuma).