La palabra más larga del mundo tiene 189.819 letras. Se trata de un término inglés que se utiliza para deminar a la tizina, la proteína responsable de la elasticidad muscular pasiva. Para decirle se necesitarían, como mínimo, tres horas. Ninguna otra se acerca a tal longitud. La siguiente es una voz sánscrita que, en el alfabeto latino, contaría con 428 caracteres. El español también tiene las suyas... aunque, ojo, no son tan espectaculares.