Antes de ser Eugenio, el humorista de gesto impertérrito que provocaba carcajadas mientras se bebía una copa y se fumaba un cigarro, el hombre vestido de negro que siempre empezaba sus chistes con la inolvidable muletilla 'Saben aquell...' fue Eugeni, un joyero que nunca se imaginó que podía llegar a convertirse en uno de los referentes cómicos de varias generaciones de españoles. El "catalán soso que hace reír", como lo describía la prensa en sus inicios, llegó a los escenarios a través de la música, ya que se recorría los locales barceloneses cantando con su mujer, Conchita. No fue hasta que su esposa tuvo que ausentarse para cuidar a su madre enferma que no se dio cuenta de que podía ganarse la vida contando los chistes con los que amenizaba la espera del público entre actuación y actuación.