En la actualidad podemos comprar un par de entradas para ver a Bob Dylan en Londres o a Taylor Swift en Singapur, y dedicar las semanas de vacaciones a perseguir a Bruce Springsteen en toda su gira por Europa o Estados Unidos. Peleándonos con la web y tensionando la tesorería, de acuerdo, pero nada lo impide en el plano técnico. Lo que no podemos hacer es viajar en el tiempo. De momento.