Cuando, a mediados de los noventa, a los amantes de las telecomedias se nos obligaba a elegir entre 'Seinfeld' y 'Friends', algunos nos preguntábamos: ¿acaso hay que elegir? Dicho de otro modo: era natural sentir las mismas simpatías por un neurótico como George Costanza y otro como Chandler Bing, aunque el segundo fuera odiosamente joven, atractivo y carismático.