Marguerite Hoffman es una joven matemática que va a todos lados en pantuflas. No podría vivir sin las matemáticas, pero en el inicio del filme es presentada según el cliché de la persona inadaptada, que no habla con nadie, obsesionada con los números, un poco freak'. Una de sus obsesiones es la denominada conjetura de Goldblach, un problema matemático que lleva años sin resolverse.