A provocativos no les gana nadie. Damiano, Victoria, Ethan y Thomas son pura dinamita, pero no necesariamente destructiva. Anoche, cuando tomaron el Mad Cool, demostraron el enorme magnetismo que despiertan. Tienen el brillo y el nervio. Y, ojo, su cancionero está a la altura. Ahora bien, hay que reconocer que su rock es más pose que actitud. Unos macarras, vaya. Porque, aunque abrieron alguna que otra grieta, la munición les falló. Måneskin sonó casi pop. Y, como todo as del género, se exhibió, se restregó y se chifló. ¿Poca cosa? Para nada. En esta aburrida jornada del festival, fue lo mejor. Que no es mucho, ojo. Faltó garra a raudales.