La música volvió a poner el pórtico del Festival de Verano de Barcelona, cinco años después de la última vez (la edición de 2019, cuando las cuerdas del Kronos Quartet aullaron y relincharon en Montjuïc), esta vez con una figura catalana proyectada al mundo, cancionista refinada, intérprete de mil y un matices, figura escénica dominadora. Sílvia Pérez Cruz está en su mejor momento tras el muy piropeado doble álbum Toda la vida, un día', que desplegó este miércoles en el Teatre Grec en toda su amplitud, valiéndose de un manto de voces e instrumentistas que aportaron más capas de sentido y belleza a ese repertorio que alude al carácter infinito del ciclo vital.